Comunicado
Desde la aparición del VIH, se han hecho importantes progresos en la respuesta al SIDA. Los avances científicos en el diagnóstico y tratamiento de la infección por VIH han marcado un hito en la historia de la medicina, que si bien no ha conseguido de momento encontrar la curación, sí que ha permitido que las personas con VIH en tratamiento tengan una calidad y esperanza de vida similar al resto de la población.
En el último año tenemos varios logros que celebrar. Por una parte, a finales del año pasado el Gobierno Español acordó eliminar el VIH de cualquier cuadro de exclusión médica vinculada con todo el empleo público, tanto en el ámbito civil como militar; lo que ha supuesto un gran avance en el reconocimiento de los derechos laborales de las personas con VIH en el estado español sin ningún tipo de discriminación.
Por otra parte, en lo relativo a la prevención del VIH, la aprobación de la PrEP (Profilaxis pre-exposición), en Noviembre de este año, va a permitir garantizar el acceso a mecanismos preventivos a sectores de la población que se encuentran en situación de especial vulnerabilidad.
No obstante, todavía queda camino hasta alcanzar en 2020 el ambicioso objetivo que marcó ONUSIDA en 2013, los tres “90”:
– Que el 90% por ciento de las personas que viven con VIH conozcan su estado serológico,
– Que el 90% por ciento de las personas diagnosticadas reciban tratamiento antirretroviral y
– Que el 90% por ciento de las personas que reciben tratamiento antirretroviral tengan supresión viral.
Convertida en una infección crónica gracias a los tratamientos, el aumento de la esperanza de vida obliga al abordaje de problemas de salud relacionados con el envejecimiento prematuro y otras comorbilidades de las personas seropositivas. Esta nueva realidad, hace necesaria la incorporación del cuarto 90 que sitúe en primer plano la calidad de vida de las personas que viven con VIH. Dicha mejora en la calidad de vida pasa por, entre otras, un abordaje normalizador y comunitario del VIH. En este sentido, el seguimiento de la infección por VIH desde servicios de atención primaria o la dispensación de antirretrovirales en las farmacias comunitarias, son estrategias que permitirían una mejora en la calidad de vida y la ruptura con el estigma.
Por otra parte queremos destacar la necesaria labor de los medios de comunicación en la normalización del VIH: mediante el uso de un lenguaje adecuado, la visibilización del VIH como una infección crónica y, sobre todo, su colaboración con las entidades sociales y de personas afectadas, para romper los falsos mitos y creencias respecto al VIH que hoy en día aún figuran en nuestro imaginario social.
Existen otros muchos retos que abordar; tales como la atención sanitaria en el medio penitenciario, la atención social a las personas con VIH en exclusión social, la salud mental, la asistencia sanitaria a personas inmigrantes en situación irregular y un largo etcétera. En este Día Mundial de lucha contra el Sida, ponemos sobre la mesa algunos de estos retos y os invitamos a sumaros a nuestros esfuerzos por normalizar la situación de las personas que viven con VIH.
