Enfermedades prevalentes y coinfecciones

Infecciones oportunistas

Agentes patógenos o microorganismos (bacterias, virus, hongos y protozoos), aprovechan la “oportunidad” de producir enfermedad cuando las defensas están bajas. Por este motivo se denominan “infecciones oportunistas”. En numerosas ocasiones se trata de infecciones latentes que gran parte de la población padece, pero que el sistema inmunitario impide que se reactiven. Es el caso, por ejemplo, de las infecciones por Toxoplasma gondii, en España gran parte de la población se encuentra infectada por este microbio, pero el sistema inmune lo mantiene inactivo e impide que provoque enfermedad. En general se habla de profilaxis primaria cuando se trata de evitar que aparezca una infección, y de profilaxis secundaria cuando se trata de evitar que recidive o que vuelva a aparecer una infección ya pasada. Las infecciones en las que de forma más importante debe realizarse profilaxis primaria son la neumonía por Pneumocystis carinii y la Tuberculosis.

La Toxoplasmosis es otra enfermedad que debe ser prevenida en aquellas personas que han tenido contacto previo con el protozoo causal. Algunas infecciones precisan profilaxis secundaria o tratamiento de mantenimiento para evitar recaídas, por ejemplo la Toxoplasmosis (infección del sistema nervioso central – cerebro – por un microbio), una criptococosis (infección de la meninges, del pulmón o de la sangre por un hongo) o una retinitis (infección de la retina de los ojos por Citomegalovirus).

De manera permanente se está estudiando la posibilidad de incrementar el número de enfermedades oportunistas sometidas a profilaxis primaria, ya que siempre es mejor evitar que aparezca una infección, que tratarla cuando ya está presente. Actualmente se está estudiando la mejor pauta profiláctica para evitar la enfermedad provocada por Citomegalovirus.

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Comorbilidades

Hepatitis C

Actualmente las personas con VIH viven más tiempo y se hacen mayores y unido a los efectos adversos de algunos TAR, tiene como consecuencia una alta prevalencia de comorbilidades en personas con VIH. Las enfermedades definitorias de sida han pasado a ser menos frecuentes y la primera causa de morbimortalidad en países con acceso a TAR son los llamados eventos NO sida. Estos eventos corresponden a enfermedades cardiovasculares, hepáticas (sobre todo coinfección por los virus de la hepatitis), renales, óseas, neurodegenerativas, neoplasias (cáncer) y síndrome de fragilidad. En España, la gran prevalencia de coinfección con el virus de la hepatitis C ocupa un papel importante. Sin embargo los recientes avances en el tratamiento de la hepatitis C (VHC) son la generación de nuevos fármacos que permiten su curación, suponen un cambio radical.

A nivel mundial se estima que entre 5 y 7 millones de personas están coinfectadas por VHC y VIH. Recientemente se han introducido en el mercado nuevos fármacos que han supuesto una revolución en el tratamiento de la infección crónica del VHC. Dichos fármacos tienen una tasa de curación de 98% en personas coinfectadas. Son fármacos seguros, bien tolerados, con periodos cortos de tratamiento y eficaces en todos los genotipos, que abren la puerta a la erradicación definitiva de la infección por hepatitis C.

Envejecimiento precoz

Las personas con VIH presentan mayor riesgo de presentar comorbilidades comunes en las personas de edad avanzada, incluso en aquellas con una respuesta adecuada al TAR y un excelente control inmunológico. Estas comorbilidades se han convertido en la primera causa de morbimortalidad en las personas con VIH en países desarrollados. En 2013, el 30% de las personas con VIH tenían más de 50 años, estimándose que en 2030 será el 73%.

Existe un proceso de envejecimiento prematuro multifactorial en relación con la inflamación persistente del VIH, los efectos adversos del TAR, otras infecciones víricas y factores individuales (genéticos, tabaquismo…). La necesidad de otros tratamientos a parte del TAR hacen más complejo el manejo, con mayor riesgo de interacciones y toxicidad de los medicamentos. La incidencia de estas comorbilidades en personas con VIH se estima entre 1-2 personas de cada 100, lo que supone el doble de incidencia que en personas sin VIH.

Enfermedades cardiovasculares

Las personas con VIH tienen mayor probabilidad de presentar un infarto y otros eventos cardiovasculares que las personas sin VIH. La edad avanzada unido al posible efecto tóxico del TAR hace que el riesgo cardiovascular sea muy elevado.

Osteopenia y osteoporosis

La osteoporosis, la osteopenia y las fracturas no traumáticas son más frecuentes en personas que viven con VIH. La pérdida de densidad mineral ósea, la edad avanzada y los posibles efectos adversos del TAR está producida por la inflamación persistente debida al propio VIH.

Trastorno neurocognitivos

Alrededor del 50% de las personas con VIH presentan trastornos. La forma asintomática con alteración leve de la función cognitiva la más frecuente (falta de concentración, problemas de memoria, dificultad para planificar) se presenta en el 30-50% de la personas con VIH. Estos trastornos neurocognitivos causan un deterioro en la calidad de vida, una peor adherencia al TAR y una menor supervivencia por lo que es importante su detección y manejo precoz.

Neoplasias

Las neoplasias denominadas definitorias de sida, como el Sarkoma de Kaposi y los linfomas han disminuido mucho en las personas con VIH. En cambio otro tipo de cánceres comunes en la población general son actualmente mucho más frecuentes y no son definitorias de sida. Esta neoplasias son: linfoma de Hodgkin, melanoma, cáncer de pulmón, de hígado, ano, colon, riñón, vagina, entre otros. El mayor riesgo en personas con VIH se debe a varios factores: consumo de tóxicos cancerígenos (tabaco, alcohol), coinfecciones víricas (hepatitis, papiloma humano) y la propia inmunodeficiencia provocada por el VIH.

¿Son convenientes las vacunaciones?

El médico debe valorar la necesidad de que se reciban determinadas vacunaciones. Es recomendable recibir una dosis de vacuna antineumocócica (vacuna frente a la bacteria común que causa neumonía) y ser vacunado contra el virus de la hepatitis B en el caso de que no se haya tenido contacto previo con dicho virus. En relación a la vacunación anual frente a la gripe, se ha demostrado que en personas muy inmunodeprimidas no reporta beneficio y puede elevar la carga viral, por lo que es aconsejable que sea valorado por el medic@.

Prevención y manejo de las comorbilidades

Para actuar y prevenir el envejecimiento precoz y las comorbilidades en personas con VIH podemos intervenir a distintos niveles:

  • Tratamiento de la infección por VIH. Un tratamiento precoz antes de que disminuya el nivel de linfocitos CD4, reduce el riesgo y la incidencia de comorbilidades.
  • Actuación sobre factores de riesgo. Abandonar hábitos como el tabáquico o el alcohol reduce el impacto para las enfermedades cardiovasculares. Hacer ejercicio físico, tener una buena alimentación y hábitos de vida saludable disminuyen el riesgo cardiovascular. También es importante la monitorización de la tensión arterial, la dislipemia, función renal y hepática entre otros.
  • Control y tratamiento de las comorbilidades establecidas. Una vez producidas, las comorbilidades hay que tratarlas adecuadamente y monitorizarlas para su correcto manejo médico. En ocasiones es necesario cambio de TAR para evitar posibles toxicidades o interacciones entre los medicamentos.

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