El pasado martes 9 de abril se llevó a cabo el primer Grupo Encuentro del Programa Nahikari: “Atención Social y acompañamiento a personas en el ámbito de la prostitución”. El tema elegido para trabajar: “DECONSTRUYENDO EL ESTIGMA”, a cargo de Carolina Clemente, Trabajadora Sexual y terapeuta humanista.
La sesión con una duración de 3 horas, contó con la participación de 10 mujeres CIS y Trans, atendidas en el Programa Nahikari reflexionando sobre ¿Cómo nos afecta el estigma de Prostituta?: en la manera que nos vemos, nos sentimos y en la relación con los demás…
Las vivencias expresadas por las participantes, cargadas de profundidad, claridad, dureza, sufrimiento, valentía, fortaleza y aceptación a ellas mismas. Dicho en sus palabras: “Estoy agradecida a esa otra que soy”…
A la sesión también asistieron 2 estudiantes en Prácticas: Trabajo Social e Integración Social y que como parte de su proceso de aprendizaje, formación y contacto con las diferentes realidades que atendemos en la Asociación, se valora oportuno que conozcan de primera mano diferentes situaciones de vida. A continuación compartimos la reflexión escrita por cada una de ellas, después de haber tenido un primer contacto con mujeres que ejercen las Prostitución.
GRUPO ENCUENTRO DE MUJERES DEL PROGRAMA NAHIKARI
Hoy, ha habido un encuentro con las mujeres integrantes del programa Nahikari, en el que una trabajadora sexual ha venido para poder dinamizar un taller entre todas. No estaba muy segura de que se iba a hacer exactamente en la tarde de hoy, pero la verdad es que ha superado totalmente mis expectativas.
Lo primero de todo, aunque esto no lo vayan a leer las integrantes del taller, me gustaría darles las gracias por dejarnos participar a mi y a Olatz, me he sentido muy agradecida de poder observar y aprender de un taller tan bonito como este. El taller, ha comenzado con una ronda de nombres y una breve explicación/introducción personal de lo que cada una quisiera y pudiera contar. Lo que pensaba que iba a ser una mera ronda de nombres, se ha convertido en algo mucho más personal y profundo, en el que la mayoría de las integrantes han sido capaces de abrirse emocionalmente. No soy una persona que se emocione fácilmente, pero tengo que decir que alguna de ellas me ha llegado al corazón y casi se me escapa alguna lagrimilla.
Después de esto, han realizado una actividad en la que tenían que dibujar/pintar en dos folios, por un lado, la persona que son o fingen ser dentro de la prostitución, y la persona que realmente son en su vida personal y diaria con sus amigos, familia, seres queridos, etc. Una vez hecho esto, han sido invitadas a compartir con el resto del grupo lo que habían dibujado. He prestado muchísima atención a todo lo que decían, y la verdad es que me he quedado boca abierta con todo lo que tienen que vivir y sufrir día tras día. Finalmente, hemos hecho una actividad de relajación.
Personalmente, he de decir que este taller ha significado mucho para mi, ya que ha sido una manera de ver y conocer unas realidades sociales y unas historias de vida que no conocía, o por lo menos, no de una manera tan directa o personal. Sin embargo, hay algo que no me gusta de la reacción emocional que crea esto en mi, y es que inconscientemente hay una parte de mi que siente pena, y es algo que sin darme cuenta hace que las vea desde una superioridad o desde un privilegio. Se que es un sentimiento que inconscientemente sienten muchos profesionales de lo social, pero creo que es algo de lo que tenemos que ser conscientes e ir cambiándolo poco a poco.
Me parece impactante lo invisibilizada que está la prostitución en la sociedad que vivimos, a pesar de todas las ganancias económicas que genera este fenómeno. En ese sentido, como sociedad, estamos haciendo algo muy mal si en el momento que analizamos la prostitución, son las propias mujeres a quienes criminalizamos, y no a los chulos/proxenetas y a la superestructura socioeconómica que permite que esto siga adelante. En mi opinión, el estado debería actuar de una vez ante esto, y poner mecanismos y herramientas para que estas mujeres no tengan que acabar en la prostitución por una necesidad económica. También creo que al estado le interesa no mojarse y le viene muy bien mirar para otro lado, por eso, la lucha debería ir siempre de las manos de las personas afectadas y no esperar a que algo mejor llegue, porque visto lo visto, lo único que nos queda a veces es luchar.
Me gustaría también destacar la cuestión de las drogas, algo que aun esta mas invisibilizado pero que coge gran importancia. Me he quedado de piedra escuchando distintas vivencias en las que se han sentido o directamente han sido obligadas/forzadas a tener que tomar drogas. Me parece totalmente denigrante que una persona tenga que consumir drogas para poder soportar algo que, en última instancia, no ha elegido.
Para acabar, me parece verdaderamente asombroso y fascinante la comunidad que han podido crear entre ellas, y el apoyo que significan las unas para las otras. De hecho, muchas de ellas decían que esta comunidad se había convertido en su familia, y a mi parecer, es algo precioso.
Nélida Ganuza Sanz de Acedo
RESILENCIA
Desde tiempos inmemoriales, la prostitución ha existido en diversas formas y contextos, desafiando normas sociales, políticas y morales, y enfrentándose a la mirada evasiva de la sociedad. No obstante, su entendimiento y abordaje continúan siendo insuficientes y, en numerosas ocasiones, están sesgados por una serie de prejuicios arraigados en el pensamiento colectivo.
Las palabras “puta”, “prostitución” o “trabajo sexual” siguen causando un gran impacto en la sociedad en la que vivimos. Son términos que en muchas ocasiones se usan de manera despectiva, restándole importancia al hecho de que el trabajo sexual también debería ser considerado un trabajo digno, así como en Alemania esta aceptado y normalizado.
Al escuchar los testimonios de diversas mujeres que ejercen o han ejercido la prostitución, cabe destacar la fortaleza y resilencia* que transmite cada una de ellas. Me gustaría resaltar un hecho del que pocas personas llegan a ser conscientes, y es que la profesión de estas mujeres no define ni determina quienes son como personas. Cada una de ellas remarca la diferencia entre su “yo como trabajadora sexual” y su “yo en su entorno seguro y familiar”.
Sonrisas, todas las mujeres de aquel encuentro nos regalaron sus sonrisas, compartieron abiertamente sus miedos e inseguridades, en confianza y sin sentir vergüenza, sin ser juzgadas. Todas se ponen una coraza, les cuesta abrirse y ser como son, puesto que la mayoría de las veces no han podido mostrar su verdadera personalidad.
En su trabajo, consideran que ellas están interpretando un papel, actúan de una forma u otra dependiendo de lo que el cliente solicite. Han llegado incluso a hacer cosas en contra de su voluntad, así como drogarse o sobrepasar límites impuestos por ellas. No se sienten dueñas de sí mismas cuando les toca trabajar, de ahí el término “actriz” usado por ellas.
No sabría definir con palabras lo que cada mujer le transmitía a la otra con tan solo una sonrisa, una mirada o un gesto, quizás no sean “amigas” y no se vean muy a menudo, pero comparten un vínculo muy especial, sin palabras se comprenden, entre ellas se respetan y sobre todo se admiran. La lucha interna que combaten día a día, la soledad que sienten. Viven una vida muy difícil, una vida que han elegido y volverían a elegir si fuera necesario, pero como bien dicen ellas, un estilo de vida que no las define como personas.
Conocerlas me ha hecho sentir muchas emociones, cada una me transmite un sentimiento distinto; tristeza, soledad, orgullo, alegría,… Pero al final todas pueden definirse como mujeres fuertes y decididas, que han luchado mucho por llegar a donde están ahora, y aunque no todas hayan logrado sus objetivos, estoy convencida de que pronto lo harán. Me considero afortunada por haberlas conocido y haber escuchado sus historias, espero de corazón que consigan sus metas y lleguen a ser más felices de lo que ellas mismas esperan.
* Resiliencia: es el proceso de afrontar bien a la adversidad, a un trauma, tragedia, amenaza, o fuentes de tensión significativas.
Olatz Viteri